TRASTORNOS DEL LENGUAJE SECUNDARIOS A
OTRAS CONDICIONES.
Ingram en el punto 4 de su
clasificación enumera varios de tales problemas, los que, advierte, se pueden
presentar combinados:
üDefectos mentales.
üDefectos
de la audición o pérdida auditiva.
üDisfasia
“autentica”.
üTrastornos
“psiquiátricos”.
üDeprivacion
social grave.
La
pérdida auditiva admite grados: desde una ligera dificultad a responder a unas
cuantas frecuencias de baja intensidad hasta una perdida donde no existe
respuesta detectable a ninguna frecuencia, por intenso que sea el sonido. La
mayoría de las personas diagnosticadas como sordas tienen alguna audición
residual.
Para
Gallardo y Gallego “electivo” solo se da ante ciertas personas o en
determinadas situaciones y suele aparecer, según estos autores, a los tres años
y con mayor frecuencia, hacia los seis. En su etiología hacen referencia a
varios factores sobreprotección familiar; abandono, descuido y falta de la
necesaria estimulación lingüística; preocupación excesiva y estándares paternos
perfeccionistas; relaciones ambivalentes dependencia-hostilidad con el niño;
bilingüismo mal integrado; déficit lingüístico hereditario; posible incapacidad
comunicativa específica, etc.
Para
su tratamiento integran un modelo lingüístico que apunta a la “desmutizacion”
con tareas de diferente tipo; el modelo conductual, que incluye técnicas de de
sensibilización sistemática, de moldeamiento e imitación; el modelo clínico, de
carácter psicoterapéutico y proponen,
finalmente, estrategias de intervención psicomotriz.
El
mutismo total implica una desaparición del lenguaje, repentina o progresiva.
Puede ser de tipo histérico, tras un fuerte choque afectivo, o por enfermedad
laríngea.
TRASTORNO ESPECÍFICO DEL DESARROLLO DEL
LENGUAJE TEL.
DISFASIA.
Se
trata de un trastorno del desarrollo del lenguaje, de tipo predominante
expresivo o receptivo/expresivo, que puede darse con una capacidad intelectual
normal, pero que interfiere de manera significativa el aprendizaje académico o
las interacciones de la vida cotidiana.
Los
limites exactos de esta zona de patologías que van de menor a mayor severidad,
son variables para los diferentes autores. Algunos autores llaman disfasia a
todo el rango; otros reservan este término solo para las manifestaciones más
severas.
Aguado
(1999), después de examinar las diferentes denominaciones que ha recibido el
síndrome, propone adoptar la expresión Trastorno
Específico del Lenguaje (TEL)
como la mejor manera de identificarlo. Entre las denominaciones que revisa
están las de afasia congénita, afasia evolutiva, audiomudez, retraso del
lenguaje, trastorno o deterioro evolutivo del lenguaje.
En
relación a las clasificaciones DSM IV –
DSM IV TR y CIE 10, se pueden
establecer las siguientes relaciones con la clasificación de Ingram:
üEl
nivel [A] corresponde al trastorno
fonológico del DSM IV y al trastorno específico de la CIE 10.
üEl
nivel [B] corresponde al trastorno
expresivo del DSM IV y al trastorno de la expresión del lenguaje de la CIE 10.
üEl
nivel [] corresponde al trastorno mixto del lenguaje receptivo-expresivo del
DSM IV y al trastorno mixto expresión/comprensión.
Aguado
revisa varias clasificaciones de los TEL, entre ellas:
Perelló
y asociados (1978), admiten grados de intensidad de un mismo proceso
patológico, y distinguen:
üRetardo
simple del habla.
Retardo puro del habla.
Retardo simple del lenguaje.
üDisfasia.
Bahares y Elizaincin, investigadores uruguayos
proponen esta ordenación:
üRetardo
de la palabra.
üRetardo
simple del lenguaje.
üDisfasias
del desarrollo.
Expresivas.
Receptivas.
Rapin
y Allen propusieron una clasificación en los 80. Según Aguado, es la más
utilizada por los terapeutas. Se basaron en las descripciones de estados
patológicos del lenguaje observados en un significativo número de sujetos. La
investigación de estas investigadoras es la que sigue:
üTrastornos de la vertiente expresiva.
-Trastornos
de la prolongación fonológica.
-Dispraxia
verbal.
üTrastornos de comprensión y expresión.
-Trastorno
fonológico-sintáctico.
-Agnosia
auditivo-verbal.
üTrastorno del proceso central de tratamiento
y de la formulación.
-Trastorno
léxico-sintáctico.
-Trastorno
semántico-pragmático.
Para Pavez el trastorno leve de Ingram equivale al
trastorno de programación fonológica de estas autoras.
Aguado
concluye su análisis crítico de las diferentes clasificaciones con dos
afirmaciones:
1.La
diferenciación entre TEL-EXPRESIVO y TEL-mixto está bien fundamentada,
tanto en la investigación como la actividad terapéutica.
2.Se
hace necesario añadir a estos dos grupos de trastornos el de la dimensión
pragmática, como ha sido propuestos por varios investigadores.
La
afasia suele ser definida como una pérdida total o muy significación del
lenguaje expresivo comprensivo/expresivo, a causa de lesión cerebral. Se asocia
a una gran dificultad en la capacidad simbólico-lingüística, consecuencia del
daño y afecta en forma severa la conducta adaptiva e interacciones de la vida
diaria.
en
memoria, atención, razonamiento lógico y áreas semejantes. Según la definición
especifica la afasia es únicamente una patología lingüística: el paciente seria
el mismo de antes, salvo su reducida capacidad para hablar, comprender, leer y
escribir…
El
autor estima que resulta sensato adoptar una posición flexible que consideren
que los problemas lingüísticos son los primarios, sin excluir que se consideren
dentro del síndrome otro déficit
Para
la N.A.A. (National Aphasia Association) en USA, la afasia es la incapacidad
para comunicarse a través de la lengua oral, incluida la perdida de las
habilidades de lectura y escritura.
La
afasia varía en grados y según las áreas afectadas. Los diagnósticos más
frecuentes, según la N.A.A. (National Aphasia Association), que incluyen los
recién expuestos son:
üAfasia
Global: Es la forma más severa de afasia.
üAfasia
de Broca: Esta forma de afasia limita la capacidad del sujeto para hablar, con
la excepción de un vocabulario muy restringido y la emisión de sonidos..
üAfasia
mixta no fluente: Esta terminología se utiliza para definir a sujetos que
tienen un habla difícil e inadecuada.
üAfasia
de Wernicke: Se crea una incapacidad para entender el significado de las
palabras habladas, aunque el sujeto mantiene la habilidad de hablar.
üAfasia
anómica: Las personas con esta particular forma de afasia encuentran muy
difícil utilizar palabras que tratan de evocar durante la conversación.
La
fluidez que se ve facilitada por el ritmo, tiene que ver con el grado de
eficiencia, pericia, destreza o habilidad con que se lleva a cabo una
actividad, en este caso, el habla. Hay dos grupos de problemas que afectan el
ritmo y la fluidez normal del habla:
üLa
disfemia, tartamudez o tartamudeo. Se trata de un trastorno de ritmo con
bloqueos, tics, repeticiones o prolongaciones de sonidos, que dificultan la
fluidez. También se le llama “espasmofemia”.
üEl
farfulleo. Trastorno en la fluidez y ritmo verbal, que se caracteriza por
taquilalia y falta de inteligibilidad.
Crystal,
destacando la gran variabilidad que se da entre quienes presentan el cuadro,
describe 7 rasgos principales, algunos de los cuales en mayor o menor medida lo
presenta cada sujeto en particular:
1.Una
cantidad anormal de repetición de segmentos, silabas, palabras o frases, como
p-p-p-piso, el po-po-po-policía.
2.Obstrucciones
del flujo de aire debidas a la tensión de ella persona al prepararse para
articular un sonido.
3.Prolongaciones
anormales de segmentos de sonidos, como fffff-fiel, donde la f inicial se
produce como un único sonido alargado, y no con breves pausas que van
intercaladas como en 1.
4.Introducción
de palabras o sonidos extra con intensidad emocional en los puntos de
dificultad.
5.Extraños
patrones de acento en las palabras, y entonación y tempo anormales en las
oraciones, debido principalmente al habla muy entrecortada y a la respiración
irregular.
6.Palabras
que se dejan sin terminar.
7.Torpes
circunloquios: el sujeto puede saber muy bien qué tipos de sonidos le plantean
problemas y, por tanto, los mantiene alejados, algunas veces a sorprendente
distancia.
Gallardo
y Gallego proponen una escala de la valoración de la dimensión psicosocial de
tartamudez, con ítems referidos a 3 aspectos fundamentales sobre los cuales el
sujeto debe pronunciarse (siempre – frecuentemente - a veces - nunca). Los 3
aspectos, con algunos ítems a modo de ejemplo son:
1.AUTODETERMINACIÓN
de respuestas verbales.
2.AUTOIMAGEN
conversacional.
3.AUNTOCONDUCTA
emotivo-verbal.
Perello
y su equipo se refieren a los efectos
psicológicos del tartamudeo, entre ellos la logofobia o miedo a hablar, “sobre
todo ante ciertos fonemas que el sujeto sabe le cuesta pronunciar”.
Respecto
de la intervención, distinguen la disfemia inicial y episódica, de la disfemia
propiamente dicha. La disfemia inicial exige de parte de la familia del niño afectado,
profesores, entorno social, etc., el cumplimiento de algunas recomendaciones
del tipo:
No
manifestar una preocupación excesiva por el tartamudeo infantil.
Hablar
al niño con tranquilidad articulando bien y ligando las palabras en frases.
No
hacerle repetir cuando ha “tartamudeado”.
Evitar
burlas, riñas, castigos por su habla.
Mantener
estabilidad emocional, evitando situaciones de tensión en el aula y en la casa.
Hacerle
repetir poesías con ritmo junto a otros niños.
Crear
un clima de seguridad y comprensión en torno al niño.
Para
la disfemia propiamente dicha, advierten los autores que, atendida la cantidad
de factores que pueden generarla, a veces son necesarios varios
profesionales. En todo caso, insisten en
que la intervención nunca debe quedar limitada al disfemico en sí, sino que
debe abarcar a su medio ambiente. Como regla de oro para el tratamiento
indican: Enlentecer el habla y articular
rítmicamente frases cortas y sencillas.
Junto
a la intervención farmacológica y la acción psicoterapéutica, se especifican
algunos procedimientos foniátricos, destinados a dotar al sujeto de un lenguaje
correcto ejercitando el aparato de fonación. Son dos grandes tipos: reflexivos,
y diversivos. Los procedimientos reflexivos apuntan a que el sujeto corrija el
proceso del habla de manera analítica. Los métodos diversivos pretenden
distraer la atención del paciente sobre su
manera de hablar y disminuir así su logofobia.
Finalmente
para el tratamiento de ella disfemia se utiliza elementos auxiliares, como el audible
masker, eco-corrector, metónomo y el DAE (delayed auditory feedback), cuya
descripción se puede encontrar en los textos antes mencionados.
Crystal,
dice que a veces se da una superposición entre las categorías del tartamudeo y
el farfulleo: algunas personas presentan una combinación de ambas alteraciones.
Rondal explica que la distinción entre tartamudeo y farfulleo es casi siempre
fácil de realizar: el farfulleo no presentan los bloqueos ni las repeticiones
de sonidos o silabas en series ingobernables como el tartamudeo. Al
caracterizar al farfulleo, dice que como la persona que lo presenta habla tan
rápido acorta la duración de las silabas pronunciadas. Como no puede mantener
el ritmo, se detiene, repite lo que acaba de decir, o una parte, vuelve a hablar
rápidamente, se interrumpe,..etc., lo que produce un discurso o irregular,
entrecortado, con palabras incompletas, deformadas. Afirma la reeducación del
Farfulleo es más fácil y también más corta que la del tartamudeo.
La
voz de cada persona tiene un sello tan particular, que permite se la
identifique fácilmente a través de ella. Ello se debe a que su boca, faringe y
estructuras adyacentes si bien similares en sus rasgos esenciales a las de
otras personas, acusan diferencias que se traducen en gamas de frecuencias de
sonidos y timbres muy peculiares. Crystal destaca como las variaciones
demuestran voces comparten emociones o reflejan la personalidad.
La
voz se produce en la laringe, porción modificada de la tráquea, al vibrar dos
bandas elásticas, las cuerdas vocales que entran en acción por la corriente
espiratoria de aire de los pulmones, dicho proceso se conoce como fonación. La
laringe, se explica en los tratados de fisiología humana, es semejante en
muchos aspectos a un
instrumento
de viento, en cual una corriente de aire
se hace vibrar por las oscilaciones de una lengüeta elástica.
Sin
embargo, mientras que el periodo de las vibraciones en el instrumento y por
tanto “la nota” está determinado por la longitud del tubo que va unido a la
boquilla, en la laringe la nota producida por el soplo de aire es modificada
parcialmente por alteraciones en la tensión de las cuerdas vocales, y en parte
modificando a la fuerza del soplo de aire. Las cuerdas son un par de pliegues
musculares ubicados desde un solo punto en la terminación anterior del
cartílago tiroides hasta prolongaciones anteriores de los dos cartílagos
carotinoides. Sus bordes anteriores tienen unos 23 mm en el hombre y 18 en la
mujer, precisa Crystal. El espacio que queda entre ellos se denomina abierta.
Durante la respiración, las cuerdas están ampliamente separadas en su fijación
a los cartílagos aritenoides, dando lugar a una abertura triangular de los
glotis. En la fonación, las cuerdas se estiran dejando una abertura cuya forma
depende de la nota que se emite (desde un oficio redondeado o una ranura muy
fina).
Las
alteraciones de la voz pueden ocurrir en cualquiera de sus características:
intensidad, tono y timbre.
üLa
intensidad permite distinguir entre sonidos fuertes y débiles: es la mayor o
menor fuerza espiratoria con que se emiten en términos físicos a la implitud de
honda.
üEl
tono se relaciona con la altura musical del sonido y está determinado por la
frecuencia de las vibraciones a mayor número de vibraciones por unidad de
tiempo, resulta más agudo.
üEl
timbre corresponde a los matices individuales y peculiares de la voz (muy
semejante entre padres e hijos o hermanos) y depende de las características del
“resonador”. Una voz puede ser, por cierto con el anterior.
Se distingue entre
trastornos de la fonación y de la resonancia. Este criterio se traslada, por
cierto con el anterior.
üLos
trastornos de la fonación ocurren cuando algo interfiere en el funcionamiento
normal de la laringe.
üLos
de la resonancia se dan cuando hay
interferencias en el funcionamiento de las cavidades adyacentes, antes,
como después de la glotis, produciendo timbres anormales.
Gallardo
y Gallego (1995) enumeran varios factores enumerándolos en anatómicos,
fisiológicos, psicológicos y ambientales. Explican que alguno de ellos, por lo
general, en el que determina la aparición de la alteración. Otros, en tanto,
pueden contribuir a su manutención o agravamiento.
A
causa de la variedad e interrelación de factores en juego, no resulta fácil
clasificar los trastornos de la voz. Entre otras cosas, explican los autores,
no siempre está clara la relación entre lo orgánico y lo funcional. La mayoría
de los investigadores suelen usar como criterio los factores etiológicos. Ellos
optan por considerar simultáneamente tres aspectos: cuantitativos, topográfico
o de localización, y etiológico.
Las
patologías que siguen se describen en relación a las disfonías, ya que la
afonía es la pérdida total de la voz y no hay vibración de las cuerdas.
üLaringofonías:
Son disfonías localizadas en la laringe.
üRinofonías:
Alteraciones de la resonancia que consisten en la nasalización de la fonación.
üDisfonías
orgánicas: Causadas por lesiones en los órganos de la fonación.
üDisfonías
funcionales: Hipertónicas: excesiva tensión de las cuerdas vocales durante la
fonación.
Crystal,
por su parte examina:
[1]
Los trastornos evolutivos: etapa en que se torna gradualmente más grave.
[2]
Los trastornos orgánicos, relacionados varios de ellos con las diferentes
anomalías: nódulos vocales, papilomas, ulceras de contacto, etc.
[3]
Los trastornos psicológicos, que pueden expresarse en abuso vocal. !!
En
la situación escolar abundan los ambientes ruidosos todo lo que obliga a subir
la intensidad de la voz para poder hacerse oír.
El
profesor a quien los autores caracterizan como “profesional de la voz” debe
conseguir que no se grite en clases, comenzando con el mismo por dar el
ejemplo.
TRASTORNOS DE LA ARTICULACIÓN Y
EXPRESIÓN DEL HABLA
Disartrias
Explica
Crystal, es el nombre que se da:
üA
una serie de trastornos motores del habla.
üQue
surgen como resultado de un daño en el sistema nervioso
üY
que se manifiestan por dificultades neuromusculares.
Perelló et al. (1970, 1990) afirman que
para la secuencia del habla se realice de manera correcta, se hace necesaria la
oración coordinada de todo un conjunto de estructuras que gobiernan la
respiración, la fonación y la articulación.
En consecuencia como para estos
investigadores la disartria es toda alteración de la articulación y expresión y
con ese del habla que obedece a trastornos del tono y movimiento de los
músculos fonatorios, secundarios a lesiones del sistema nervioso central o
enfermedades de los nervios o músculos de la lengua, faringe y laringe,
responsables del habla.
Lenneberg en su teoría clásica obra
“Fundamentos biológicos del lenguaje” (1975) establece una comparación con la
afasia y afirma que mientras la afasia se refiere fundamentalmente a contenido,
la disartria se refiere exclusivamente a la forma de producción. Las lesiones
inferiores, por su parte, producen interferencias con los procesos
articulatorios, siendo los más comunes las alteraciones de la velocidad. En la
literatura especializada aparece con frecuencia el termino anartria. Este hace
referencia a la ausencia total de articulación debido a su insuficiencia
neuromuscular. Corresponde al extremo más severo de la disartria. Según Crystal
es poco frecuente, en comparación “con los diversos grados de insuficiencia
parcial que van de medio a severo”. La disartria o las disartrias se suelen
clasificar según la localización de las
lesiones en el sistema nervioso. Gallardo y Gallego describen varios tipos en su manual de logopedia escolar. Resumimos
en parte sus ideas igual a:
Disartria
espástica: La afectación se produce a nivel de la
neurona motriz superior.
Algunas características:
üDebilidad
y espasticidad en un lado del cuerpo, en los músculos distales de las extremidades, la lengua y los labios.
üExaltación
de los reflejos y presencia de reflejos patológicos.
üAsociación
a otras patologías (Encefalitis, esclerosis múltiple, traumatismos craneales).
üNo
hay atrofia de fibras musculares.
üFrecuente
alteración del control emocional.
Implicaciones en la producción oral:
üDisfunción
articulatoria.
üEmisión
de frases cortas.
üVoz
ronca.
üTono
bajo y monótono.
üLentitud
en el habla-.
üEn
ocasiones, interrupciones tonales o de respiración.
üArticulación
consonántica poco precisa y, a veces, distorsiones vocalistas.
Disartria atáxica: La
afectación ocurre en cerebelo. Este órgano regula la fuerza, velocidad,
duración y dirección de los movimientos ocasionados en otros sistemas motores.
La afectación del habla suele ocurrir simultánea a lesiones cerebelosas
bilaterales o generalizadas.
Algunas características
üMovimientos
imprecisos: su dirección, duración e intensidad son lentos e inapropiados en la
fuerza.
üEs
posible irregularidad de los movimientos oculares.
üDisfunción
faríngea.
üAlteraciones
de la marcha y equilibrio.
üHipotonía
de los músculos afectados.
Implicaciones
de la producción oral:
üVoz
áspera y mótona.
üVoz
débil y vacilante con escasas variaciones en intensidad.
üIndefinición
consonántica y distorsión vocálica.
üAlteraciones
prosódicas y por énfasis en determinadas silabas y prolongación de fonemas.
Disartria flácida: La
lesión está localizada en la neurona motriz inferior.
Algunas características
üFlacidez
y parálisis con disminución de reflejos
musculares..
üAlteración
de movimiento voluntario, automático y reflejo.
üAtrofia
de fibras musculares.
üDebilidad
durante el ejercicio (en especial, musculatura ocular, cuello, cintura
escapular).
üDeglusión
dificultosa.
üAfectación
de la lengua, de los movimientos del paladar y posible afectación en la
musculatura respiratoria.
Implicaciones de la
producción oral:
üVoz
ronca y poco intensa
üMonotonía
üHipernasalidad.
üDebilidad
de cuerdas vocales, paladar y laringe.
üArticulación
consonántica distorsionada.
üRespiración
jadeante.
üAlteración
prosódica.
Disartrias
por lesiones en el sistema extrapiramidal.- Entre las funciones del sistema
extrapiramidal están las que tienen que ver con la regulación del tono muscular
en reposo y de los músculos antagónicos cuando hay movimiento; La regulación de
los movimientos automáticos y la adecuación entre la mímica facial y las
sincinesias ópticas. Gallardo y Gallego explican que las lesiones en el sistema
extrapiramidal pueden ocasionar dos tipos de disartria:
A.Hipocinéticas:
Muy
típica en la enfermedad de Parkinson.
Algunas
características:
üMovimientos
lentos, limitados y rígidos.
üHipoquinesia.
üMovimientos
repetitivos en los músculos del habla.
üFalta
de flexibilidad en control de los centros faríngeos.
üImplicaciones de la producción oral:
üVoz
débil, articulación defectuosa, falta de inflexión.
üFrases
cortas.
üMonotonía
tonal.
üImprecisión
articulatoria.
üVariabilidad
en el ritmo articulatorio.
B.Hipercinéticas:
Se
caracterizan por la presencia de movimientos involuntarios y excesivos, que
entorpecen los movimientos normales voluntarios.
En relación con el tema de
las disartrias y la afasia los autores tocan el de la dispraxia verbal,
dispraxia del habla o dispraxia articulatoria. Consiste, según Cristal,
disrupción de la capacidad para controlar la posicion en, los músculos para
hablar y en la secuencia que debe hacerse. No hay daño o anormalidad
estructural importante en el sistema
nervioso. Apraxia se refiere a la disrupción total de la actividad en cuestión,
siendo poco frecuente. Dispraxia se refiere a la disrupción parcial. Es el
término que se emplea, por lo general. Los términos apraxia y dispraxia se
utilizan en un sentido más amplio que el referido específicamente al habla y
articulación. Como explica Crystal, en su sentido más general se refieren a la
disrupción de la capacidad para producir
una respuesta motora con finalidad.
Perello sostiene que el sujeto no es capaz de
organizar el acto pese a que “puedo
hacerlo, por la indemnidad de los elementos que deben ejecutar la acción “y a
pesar de que “sabe lo que quiere hacer “.Cairo Valcárcel describe varios tipos
de apraxia. Entre ellas
üConstructiva: es
la incapacidad para construir un conjunto a partir de sus elementos componentes
(armando una figura teniendo sus piezas)
üIdeomotora: el
sujeto tiene conservado el plan de actividades a realizar, sin embargo falla
manifiestamente en la ejecución de los gestos
üIdeatoria: incapacidad
para llevar a cabo las diferentes acciones sucesivas de un acto, generalmente
complejo.
üMotora: incapacidad
para llevar a cabo una actividad motora que requiere una secuencia determinada
de acciones
üDel vestirse: al
pedírsele al sujeto que anude los cordones de los zapatos o se ponga la camisa,
lleva a cabo una serie de intentos infructuosos y a veces irracionales.
üOrofacial:dificultad para ejecutar
diversos movimientos voluntarios finos y regulares con la boca, la lengua y el
rostro en general.
Otros, en cambio, estiman
que las diferencias cualitativas entre afasia y apraxia son lo suficientemente
grandes como para justificarlas que sean consideradas síndromes distintos. Esta
postura representa su punto de vista, según el cual pueden encontrar pacientes
que tienen:
a.Síntomas afásicos sin dispraxia: Hay
alteración en aspectos de su fonología, gramática o semántica, pero la
realización fonética de su limitado sistema es correcta para su edad.
b.Síntomas dispraxicos sin afasia: su
sistema fonológico, gramatical y semántico son correctos para su edad, pero los
procesos que controlan la realización fonética de estos sistemas están
alterados.
c.Una combinación tanto de afasia como la
dispraxia: la posibilidad más común en adultos.
La categoría b es muy normal en niños, según el
autor, y lleva consigo un conjunto de síntomas que pueden ir desde un nivel
medio a severo. Asimismo Crystal compara dispraxia con disartria.
La terapia del habla deberá
contemplar las deficiencias particulares de cada tipo de paciente, así como la
severidad del trastorno, cuya expresión más compleja la constituyen los casos
de anartria, “verdadero desafío a la habilidad del logopeda”.
Para el niño con parálisis
cerebral que requiere una actuación
cooperativa de profesionales a cargo de diferentes de aspectos: neurológico,
ortopédico, fisioterapéutico, psicológico escolar y logopédico en lo que
concierne a la intervención del lenguaje y del habla.